Treinta y ocho cuerdas en clave jonda abren el Estival Flamenco.

«La primera vez que escuché en directo un arpa -asegura Ana Crismán-, sentí que era flamenca». Tan segura estaba la intérprete jerezana de su intuición que se dispuso a aprender a tocar un instrumento que no es, digamos, común por estos lares -y aun cuando su dedicación profesional y musical venía determinada, desde su infancia, por el piano-.

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